BIENVENIDA

Gracias por entrar en esta que desde ahora será también tu casa, por favor si ves algo que no te gusta me lo dices y ofréceme tus sugerencias.

Un cariñoso saludo.

lunes, 13 de febrero de 2017

UN 14 DE FEBRERO


CUENTO DE DESPEDIDA

 vísperas de San Valentin de cualquier año

Como si presagiara su cercano fallecimiento, mi querida abuelita me llamó un día, domingo  y después de su siempre cariñoso saludo me dijo, nenina, hoy vienes a comer conmigo que te tengo que contar un cuento, era un ruego pero con síntomas de orden, de apremio, por lo que me preparé y me encaminé hasta su casa,  donde vivía, por cierto muy sola la abuelita, era una casa llena de recuerdos.

 

Debía ser un cuento muy especial, barruntaba yo, pues ella siempre me contaba cuentos en mis visitas, mientras seguía con sus labores de punto de cruz, en lo que era una artista.  El cuadro con el que estaba enfrascada representaba una  imagen de una carroza con una pareja de recién casados, tirada por un caballo y decía FELIZ 50 ANIVERSARIO, era precioso. Tan modesta era mi abuelita que no ponía su nombre nunca en los cuadros que hacía. Comimos algo de lo que ella tan bien cocinaba y después de “fregar los cacharros” nos sentamos a la luz  de la ventana, ella como siempre con su labor de punto de Cruz. Yo notaba algo raro, pensé para mis adentros, mi “güeli” se quiere despedir de mi (días mas tarde comprobé que estaba en lo cierto).

 

Mira nena, hoy que voy a dar remate a este cuadro en punto de Cruz que estoy preparando para enviar a mis hermanos en el Sur,  porque celebran el 50 aniversario de su boda, me ha venido a la memoria un cuento que me gustaría que escucharas atentamente.

 

Bebió unos “sorbinos” de agua y comenzó:

 

Es un cuento que alguien me contó y que nunca olvidé y que quiero contártelo a ti para que nunca lo olvides y algún día lo puedas contar a tus hijos y nietos.

 

Érase una vez una niña  como tú, que tenía un papá. No tenía mamá, había quedado sin ella cuando tenía cinco añinos, ni hermanos, ni abuelos. Vivía con su padre en una casa de huéspedes  en la que les  trataban como de la familia. Un día de octubre del 48 se despertó como de costumbre para desayunar e ir al colegio de la mano de su padre y se encontró que  ya no tenía papá. Se había tenido que ir,  no solo de casa, sino de Asturias y no solo de Asturias sino de España, solo por pensar de forma diferente a los que dictatorialmente gobernaban el país. Por cosas de la vida perdió a un padre, pero ganó a una madre y a tres hermanos, dos varones mayores que ella y una niña menor.

 

Cuando despertó, solo estaban dos de sus nuevos hermanos. El más mayor con 14 años ya se había ido a trabajar y a la que a partir de ese día iba a ser su madre se la había llevado “Los de la Brigada Social” a Oviedo a “declarar”, pues su padre les había dado esquinazo, se les había escapado. Su nueva madre volvió a los 15 días “frayaina” pa que cantara, no se sabe si sabía algo o no sabía na pero nada cantó. Cuando la soltaron y regresó a casa se encontró con sus tres hijos (era viuda) y una más que era la niña del cuento, pero además con todas las habitaciones CLAUSURADAS POR ORDEN GUBERNATIVA. Solo dejaron una abierta donde dormirían los cinco, te imaginas el drama, una casa de huéspedes sin huéspedes, con las habitaciones cerradas, una verdadera tragedia.

 

Su padre, no era un facineroso, era empleado del Ayuntamiento y subdirector de la Banda de Música. Parece ser que lo buscaban por ayudar a pasar a Francia a una partida de los que llamaban “guerrilleros” desde un pequeño puerto pesquero de la costa,  eran soldados republicanos que no se habían rendido y seguían en la lucha clandestina contra la dictadura imperante.

 

Las habitaciones de la casa eran las que hacían subsistir a  su nueva familia por lo que ya te puedes imaginar cómo lo debieron pasar  al estar cerradas. Una muy pequeña pensión de viudedad y los ingresos del hermano mayor de pinche en una empresa minera eran lo único que tenían para comer, vestir a los cinco y demás gastos propios de una casa.  La niñina tuvo  que dejar el colegio, colaboraba en las labores de la casa y “cogiendo puntos a las medias”, labor ya desaparecida. Su nueva madre era una mujer emprendedora, no se amilanó, salió a “servir” como se decía antes a las que iban a las casas a fregar escaleras y ayudar en  las labores. Siempre decía que las vecinas se habían portado muy bien con ella, traía a la casa siempre algún bocado que comer, ella comía en las casas donde servía.

 

Los Reyes, como siempre fueron los Reyes, solo traen juguetes a los niños que tienen padres con recursos. Ella  ya sabía que los Reyes Magos son los padres o  los abuelos, por lo que su “madre” se las ingeniaba para rehabilitar muñecas antiguas y sus dos hermanos  fabricaban a su hermana pequeña y  a ella  juguetes artesanales en el sótano de la casa, copiaban los diseños en los escaparates del pueblo.

 

Dentro de la miseria eran  felices, y a los dos años, gracias al buen hacer solidario de un Policía de la Brigada Social, (no todos eran iguales), su suerte cambió. Les abrieron las habitaciones y de nuevo podían tener huéspedes, su nueva  madre ya no tenía que salir de casa a ganarse la vida.

 

Su  padre escribía desde Francia donde se tuvo que exiliar y de vez en cuando les enviaba algún paquete, que pasaba por la censura,  En uno de los paquetes les decía  que había mandado MIL PESETAS y al abrirlo habían desaparecido, lo esperaban  con mucha ilusión. Los cuatro hermanos fueron  los primeros en tener en el pueblo un bolígrafo, eran una novedad llegada de Francia y también un  impermeable transparente, de “plexiglas” era también una primicia.  

 

Un recuerdo muy triste que nunca se le olvidó a la niña del cuento, que siempre recordaba  sobre todo cuando se acercaban las Navidades, fechas en las que durante algunos años añoraba la presencia de su padre,  fue un día víspera de Reyes, que en la Sede de la  Falange del pueblo,  anunciaron que iban a dar juguetes a los niños pobres. Su hermano mayor con quince años encabezó la expedición de los cuatro (15, 13, 11, y 4 años) que con ilusión iban a ver si tenían juguetes. Cuando estaban haciendo cola, con el nerviosismo propio de la incertidumbre, se asomó al balcón  el Jefe de Falange, el que iba a repartir los juguetes, el que se autonombraba REY MAGO, el que decidía a quién sí y a quien  no,  que al identificarlos dijo en voz alta, señalándolos, esos cuatro, fuera de la cola son “rojos”, así denominaban a los que no pensaban como ellos. Salieron  de la cola con dignidad pero sin vergüenza, mirando alto, no habían  recibido un insulto sino un elogio, decía el hermano mayor. El Jefe de Falange no era un forasteru, era del pueblu. Comentaba el hermano mayor que años más tarde cuando pasaba a su lado,  agachaba la cabeza con sentimiento de culpa. El mayor les dijo, no digáis nada de esto a mamá, ya le han hecho bastante daño. Jamás se lo han  dicho pero se supone que se enteró por alguno de los presentes aunque ella tampoco lo comentó con ninguno, no quería sembrar más odio. La niña del cuento no podía comprender que los Reyes Magos tuvieran ideología política o que los pobres además de ser pobres se tuvieran que esconder. ¿Sabes lo que era la Falange,? bueno es mejor que no lo sepas.

 

Sus  estudios fueron los elementales, fue  al colegio hasta los 13 años y su “madre” le enseñó lo que ella sabía: coser, cocinar , las labores de la casa y sobre todo a tener la responsabilidad de una casa, a luchar para subsistir. Ella también se había quedado huérfana a los 11 años y también se había tenido que ir a “servir” a unos amos (que según decía, la trataron muy bien) de donde salió para casarse a los 18 años. Fue la primera peluquera del pueblo y también se quedó viuda muy joven, sirvió, la sirvieron y volvió a servir.

 

De ella aprendió que la salud y la amistad son las mayores fortunas del hombre, le  enseñó a visitar a los mayores, a los enfermos, a los presos, a ser generosa y solidaria.

 

Siempre se sintió amparada por su nueva familia, ha sido una más sin ninguna distinción  y los ha querido como si fueran de su propia sangre pero lo más importante es que siempre se sintió querida.

 

Hoy después de muchos años se vive en democracia y ya no te encarcelan por pensar de forma diferente, pero las situaciones de miseria de algunas familias siguen y me hacen pensar en las situaciones vividas por la niña del cuento y si te cuento esto, no es para que odies a los que las propiciaron ni a los que las siguen propiciando, sino para que la solidaridad y el entrinendimiento sean tus principales objetivos en la vida que empiezas.

 

El padre de la niña,  jamás regresó, falleció a muy temprana edad, nunca jamás volvió a ver a su única hija, ella nunca jamás ha vuelto a ver a su padre, solo en algunas fotos, conservadas  como una reliquia. Su instrumento (fliscornio) de la banda de Música, se lo ha prestado a uno de tus primos  que también es músico y toca en la banda de música de su pueblo.

 

De la casa de su nueva familia, salió solo para casarse y formar su propia familia. Algún día, tú formarás la tuya y quizá algún  día te apetezca contar este cuento a tus hijos o nietos, les harás un bien, los harás mejores.

 

Fíjate lo que es la vida, tengo un corazón trasplantado, producto de la ciencia y de la solidaridad humana es un valor que nunca debes olvidar, todos somos solidarios aunque  algunos tengan  este sentimiento adormecido.

 

Nena ¿sabías que los corazones trasplantados tienen fecha de caducidad? pues sí, nuestras vidas, todas, tienen fecha de caducidad pero la desconocemos, sin embargo cuando te trasplantan un corazón te dicen su fecha aproximada de caducidad, esto me iba reafirmando mas a que el cuento de mi abuelita era de despedida.

 

Nena, me decía:  para que te quieran debes querer tu primero, para recibir es necesario primero dar, nunca mires a los demás por lo que tienen sino por lo que son, la gente es mejor que lo que aparenta y aunque algunos se tienen que afeitar con la luz apagada, para no verse la cara, por suerte son los menos, considera que siempre es mejor una lisonja que un improperio, da sin esperar nada a cambio y te verás recompensada, habla mucho con tus padres, habla mucho con tus hermanos, pregunta, pregunta,  pregúntame cosas, háblame, cuéntame tus cosas, tus ilusiones tus ideas, si no algún día lo echarás de menos. Quiere, quiere a todo el mundo sin distinción de razas ni de ideas, ten la seguridad de que el que quiere será querido.

 

Bueno, ya terminé el cuento y el cuadro, tengo que ir a facturarlo pues  el día 14 de febrero es el 50 aniversario de su boda, fíjate el día de los enamorados, si el trasplante me lo permite estaré  con ellos será un gran día.

 

Nenina recuerda que las historias reales son muchas veces contadas en forma de cuento.  Esto que te he contado son recuerdos de mi niñez que nunca te conté y que quiero que sepas y recuerdes toda la vida.

 

Ya se está haciendo de noche , tienes que ir a tu casa, dame un besín, ella me dió otro, solo uno, que guardo conmigo, es el beso con el que despierto todos los días y con cuyo recuerdo me duermo todas las noches.

 

!Cuanto la echo de menos!.